domingo, 8 de marzo de 2009

Ultima entrega del viaje

Una vez llegadas a la terminal de Salta capital nos tomamos el micro con el cual recorreríamos unas cinco horas de viaje hasta llegar a la ciudad de Humahuaca.
En el trascurso de ese hermoso itinerario pasamos por la esplendorosa paleta del pintor que como escenografía de fondo de la ciudad de Maimara, brinda un espectáculo sin igual.
Nuestras cámaras volvieron a cobrar vida propia y no pararon de retener esa imagen.....luego en Buenos Aires competiríamos con mi compañera por la cantidad de fotos que habíamos tomado de ese lugar.....
Viejos paisajes conocidos nos fueron dando la bienvenida a la quebrada de Humahuaca. La misma odisea de alojamiento que ya habíamos sopesado días antes nos recibía en esta ciudad.
Luego de una intensa búsqueda llegamos al Hostal Humahuaca, donde una habitación compartida nos acogió cómodamente por una noche.
Una vez relajadas por haber encontrado un lugar cómodo donde descansar y previo baño reparador, nos fuimos a recorrer las callecitas humhuaqueñas que nos recibieron con llovizna y frío que no nos amedrentó en nuestra caminata.
Luego ya aseguramos nuestros pasajes para recorrer la ciudad de Iruya al día siguiente. Buscamos un lugar para cenar algo rico que calentara nuestros espíritus. El restaurante que nos brindo una mesa casi por casualidad, ya que la misma odisea para conseguir alojamiento se repitió esa noche con lluvia para encontrar un lugar para cenar, era un pequeño lugarcito muy pintoresco con una comida excelente y abundante y nos recibió con unos copleros adolescentes que nos alegraron esa noche fría de enero.
Al día siguiente partimos a Iruya a las 10:30 de la mañana.......si tendría que describir el camino hasta ese pueblo encantado dedicaría mas de 1000 palabras....así que solo diré que fue una experiencia inolvidable que siguió completando mi alma y mis ojos.
En Iruya conseguimos rápidamente dos camas en las cuales solo pasaríamos unas horas....
Como en todo el viaje una vez establecidas y mas relajadas comenzamos a caminar por sus encantadoras pendientes que llevaban hasta lo alto del pueblo. Luego en bajada decidimos remontar el lecho del río y ver que nos deparaba el paisaje que nos encerró y nos enamoro rápidamente.
Caminar saltando el río y sus pequeños brazos, la inmensidad y la soledad nos calmaron nuestros ánimos que venían recorriendo casi sin parar un segundo.....Iruya nos impuso de manera hermosa sus tiempos...y así los aceptamos.
Merendando en la plaza principal y en la tan conocida iglesia con una tortilla caliente rellena de queso de cabra nos dio paso a seguir caminando por sus calles y recorriendo pequeños recovecos ya iluminados artificialmente.
A las 5 de la mañana sonó nuestro despertador que nos marcaba el final de nuestra estadía en ese hermoso lugar...cargamos las mochilas y bajamos hasta tomar el colectivo que nos devolvería hasta Humahuaca.
Amanecimos en el valle cubiertas de una densa bruma, pero a medida que ascendíamos la montaña esa bruma se transformó en una espectacular nube que pudimos atravesar y vislumbrar desde arriba, quien nos dejaba al descubierto los nevados del camino.
Como no enamorarse de ese lugar....es casi imposible.
Pequeño paso por Humahuaca para recuperar nuestras mochilas mayores y seguir hasta nuestro viejo amor, la ciudad de Tilcara.
Allí pasaríamos nuestros últimos días de vacaciones......Por fin un poco de descaso.
Que contar de esta ciudad......ahora mas bulliciosa y con muchos adolescentes por sus alrededores...
El hospedaje Amaya y sus jóvenes dueñas quienes nos aconsejaban sobre nuevos lugares a donde ir o donde comer, ellas fueron las culpables de nuestro búsqueda gastronómica...desde la picada andina acompañada por un excelente grupo y una gran diversión, hasta la exquisita ensalada con verduras frescas del valle del rió Grande que nos recomendaron, pasando por la peña de la última noche que nos despediría hasta la nueva visita.
Durante nuestra estadía en Tilcara, pudimos recorrer la ciudad de Purmamarca, su cerro de siete colores, el paseo de los colorados y la inmensidad blanca de las salinas grandes.
Todo, pero todo lo recorrido y lo vivido en este viaje lleno mi alma que estaba un poco resitente a las cosas de la vida......pero que el norte le dio otra salida, un nuevo camino para poder seguir...un futuro que de ahora en mas sería completamente diferente....